jueves, 4 de marzo de 2010

[04-03-10] La cinta blanca

 

Hace unos días vi "La cinta blanca", el último trabajo del director de cine alemán Michael Haneke.
Transcurre unos meses antes de la Primera Guerra Mundial, en un pueblecito alemán rural marcado por la férrea mano del barón de la zona (representando la figura del señor feudal-industrial) y la estricta moral protestante.

La historia arranca con una voz en off, de una una persona mayor, que recuerda la época que vivió en el pueblo antes de la Gran Guerra, y narra los extraños y misteriosos sucesos que acontecieron. La película avanza lentamente y es sacudida en ciertos momentos con hechos marcados por la muerte, el odio o la maldad. 

Se nos va mostrando la vida particular de ciertos personajes del pueblo: el barón y su familia, el médico del pueblo, el profesor de la escuela, los campesinos, la niñera del barón y el clérigo, centrándose en las figuras de los niños. Haneke  va desmenuzando sin prisas la sombría alma de todos los personajes. Nos enseña lo que hay detrás de una sonrisa juvenil, las pureza de los más pequeños, la hipocresía humana, la autodestrucción, la venganza, el primer amor y el estruendoso silencio de un tremendo secreto escondido.

La película cautiva desde el principio con su constante misterio, y poco a poco como una olla a presión a fuego lento, al  final termina reventando brutalmente. La historia nos muestra a los personajes desde varios planos, jugando con las sombras y la luz. Nada es lo que parece. Lo que empieza con una historia bucólica al estilo de Góngora termina cruel y crudamente, al desvelar parcialmente el oscuro secreto que es el leitmotiv de la película.

Al final Haneke nos da un poco de tregua, con la dulce historia de amor, dándonos esperanza de que quizás no todo está perdido.


Me llamó poderosamente la atención tres cosas:
   - Rodada íntegramente en blanco y negro (dándole un toque sombrío, misterioso, crudo y real)
   - Carencia de una banda sonora musical, sólo roto en algunos momentos por el cántico del coro de la escuela, o por los sonidos de la naturaleza, la granja o el silencio absoluto.
   - Me recuerda la película "Ordet" (La palabra) del cineasta danés Carl Theodor Dreyer. Tiene ciertos paralelismos como los planos que parecen como cuadros pictóricos.

Pudiera parecer un largo metraje 144 minutos, pero hay que esperar un poco. Altamente recomendada. No os dejará indiferente. Os dejo el trailer:

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